Dando su paseo cotidiano a caballo, el mayoral se quedó perplejo al presenciar esta escena.
En el cercado de los erales, estaba viendo a varios animales de capa cárdena. Además, la manada estaba muy nerviosa y unos mugidos impresionantes retumbaban en la dehesa. La pelea era inminente.
No se lo podía creer.¿Cómo podía haber pasado?¿Cómo esta característica física muy en Saltillo/Albaserrada había vuelto a Mirandilla casi un siglo después? ¿De dónde habían salido estos toros cárdenos?
Al acercarse, comprendió lo que había ocurrido. Los animales habían encontrado un montón de cenizas, restos de un fuego antiguo y echándosela encima de sus lomos se tintaban de gris. Cosa muy extraña, y el mayoral lo había comprobado varias veces en el pasado, la ceniza excitaba terriblemente a los toros. Con su textura, con su olor, se ponían muy nerviosos y le entraban ganas de montarse uno a otro y de pelearse a muerte.
El porque de esta conducta constituye otro misterio del comportamiento del toro bravo...
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