En una semana, 2 toracos de Albaserrada han conocido la violenta ley del más fuerte en Mirandilla.
El cinqueño nº 31 Castellano ha sido matado por su "hermano" Cascabelero. El cuatreño nº 22 Holandés ha sido cogido en banda por tres de sus hermanos unidos Embriagado, Idílico y Grandioso.
En los 2 casos, nada se pudo hacer ni por vaqueros ni por veterinario. Las cornadas eran de muerte.
Qué duro para el mayoral. Qué sentimiento de impotencia. Cinco años de sacrificio para nada. No hablemos de la perdida económica ... qué duro no saber nunca lo que llevaban "dentro" estos dos toros.
La ardua labor de selección de ir probando nuevas reatas y experimentar nuevos cruces se ve amputado del momento de verdad que consiste en ver el resultado en el ruedo, con gran emoción y mucha esperanza.
Y cuando esto ocurre, la misma interrogación. Merece la pena seguir sin enfundar los cuernos de los toros? Que bonita filosofía romántica, pero que cara sale ... Los toros matan igualmente enfundados pero en estos casos se hubiera podido evitar las cornadas mortales.
Si por lo menos los empresarios y los aficionados tuvieran en cuenta ese respeto a la integridad del toro a la hora de reseñar animales para sus plazas o valorar el romanticismo de una ganadería ...
Qué sentimiento de soledad para el mayoral. Qué tristeza. Qué rabia.
courage
RépondreSupprimerFuerza amigo ...
RépondreSupprimerMucho ánimo. Personalmente estoy en contra de las fundas, pero hay que comprender que son necesarias.
RépondreSupprimerJe te souhaite du courage devant ces "impondérables?", de tout coeur avec vous, ganadera y mayoral
RépondreSupprimerBruno