Hoy, Trolero, toro de cuatro años, uno de los sementales de la ganadería tiene una cita importante. Los vaqueros lo llevan hacía un cercado dónde le espera un lote de unas cincuenta hembras elegidas para él. Se va a dar el lote…
Toronjito, otro semental de ocho años no ha tenido esa suerte. Murió de una parada fulminante del corazón tres días atrás. ¡Tan cerca de la recompensa! Su recuerdo permanece de todas formas en la finca ya que su sangre irriga las venas de sus más de cien crías, siendo Trolero una de ellas.
La fecha respectada para este encuentro es la Epifanía. La tradición establece que para la noche del 5 al 6 de enero, los Reyes Magos de Oriente distribuyan los regalos soñados por los niños españoles. ¡Ojo a los niños que no se han portado bien, los terribles monarcas les traerá un simple trozo de carbón!
Reunir el semental y las vacas para tan señalada fecha, es la ofrenda que el mayoral les dedica, poder reencontrarse después de seis meses de separación. En Andalucía, la época de cubrición se organiza desde principio de enero hasta final de junio. Otra fecha simbólica que se mantiene para dar por finalizada esta fase, es San Juan, esa noche del 23 al 24 de junio tan cargada de misterios.
El comportamiento del semental varía según su edad. El viejo toro sabe perfectamente que la fecha se acerca y empieza a se impacientarse. No es menester insistir, en cuanto se le abre la cancela para liberarlo, se acuerda del camino y va solo poniéndose a trotar orgullosamente hacía su harén, sin volver la cara siquiera. El joven reproductor, sobre todo si se trata de su desfloración, se debe llevar por los caballistas, guiado por los cabestros e invitado con insistencia a querer asociarse al grupo de vacas. Incluso una vez con ellas, su reflejo será de darse media-vuelta e ir buscando sus amigos los demás sementales que han quedado cerca del cortijo. El poder de seducción de una vaca dominante lo convencerá finalmente de quedarse con ellas. Una vez que haya probado, no hay quién lo quite.
Este año, a causa de las lluvias torrenciales que han caído en Andalucía, el campo está inundado. El acceso a los cercados de vacas era imposible y la fecha se ha debido atrasar. Para el mayoral, este encuentro del 20 de enero es el inicio de un ciclo que durará cinco años. Cinco largos años para llevar al toro hacía su destino final de la lidia. Sabe pertinazmente que numerosos eventos vendrán a perturbar este largo proceso. ¿Cuántas esperanzas en esta unión? ¿Cuántas dudas también? La genética es una ciencia muy caprichosa. Un padre encastado apareado con una madre de temperamento no engendra necesariamente un hijo prodigio. Solo el futuro lo dirá…
Hoy, Trolero, olvidándose de la genética y de la incertidumbre de su mayoral, empujado por un instinto trivial de lo más salvaje, se abalanza sobre su manada de pretendientes.
La naturaleza se ha puesta en marcha…
Toronjito, otro semental de ocho años no ha tenido esa suerte. Murió de una parada fulminante del corazón tres días atrás. ¡Tan cerca de la recompensa! Su recuerdo permanece de todas formas en la finca ya que su sangre irriga las venas de sus más de cien crías, siendo Trolero una de ellas.
La fecha respectada para este encuentro es la Epifanía. La tradición establece que para la noche del 5 al 6 de enero, los Reyes Magos de Oriente distribuyan los regalos soñados por los niños españoles. ¡Ojo a los niños que no se han portado bien, los terribles monarcas les traerá un simple trozo de carbón!
Reunir el semental y las vacas para tan señalada fecha, es la ofrenda que el mayoral les dedica, poder reencontrarse después de seis meses de separación. En Andalucía, la época de cubrición se organiza desde principio de enero hasta final de junio. Otra fecha simbólica que se mantiene para dar por finalizada esta fase, es San Juan, esa noche del 23 al 24 de junio tan cargada de misterios.
El comportamiento del semental varía según su edad. El viejo toro sabe perfectamente que la fecha se acerca y empieza a se impacientarse. No es menester insistir, en cuanto se le abre la cancela para liberarlo, se acuerda del camino y va solo poniéndose a trotar orgullosamente hacía su harén, sin volver la cara siquiera. El joven reproductor, sobre todo si se trata de su desfloración, se debe llevar por los caballistas, guiado por los cabestros e invitado con insistencia a querer asociarse al grupo de vacas. Incluso una vez con ellas, su reflejo será de darse media-vuelta e ir buscando sus amigos los demás sementales que han quedado cerca del cortijo. El poder de seducción de una vaca dominante lo convencerá finalmente de quedarse con ellas. Una vez que haya probado, no hay quién lo quite.
Este año, a causa de las lluvias torrenciales que han caído en Andalucía, el campo está inundado. El acceso a los cercados de vacas era imposible y la fecha se ha debido atrasar. Para el mayoral, este encuentro del 20 de enero es el inicio de un ciclo que durará cinco años. Cinco largos años para llevar al toro hacía su destino final de la lidia. Sabe pertinazmente que numerosos eventos vendrán a perturbar este largo proceso. ¿Cuántas esperanzas en esta unión? ¿Cuántas dudas también? La genética es una ciencia muy caprichosa. Un padre encastado apareado con una madre de temperamento no engendra necesariamente un hijo prodigio. Solo el futuro lo dirá…
Hoy, Trolero, olvidándose de la genética y de la incertidumbre de su mayoral, empujado por un instinto trivial de lo más salvaje, se abalanza sobre su manada de pretendientes.
La naturaleza se ha puesta en marcha…
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